10.12.08

¿Y si no existiera?


Conmemoramos hoy el sexagésimo aniversario de la aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Le han seguido en el tiempo múltiples declaraciones, de los denominados Derechos Humanos de nueva generación, y le precedieron declaracions de altísima importancia, como la de la Independencia de los Estados Unidos de América o la de la Revolución Francesa.
Hay quien dice que las meras declaraciones no sirven de nada, y no se les puede negar cierta razón a los que afirman ésto.
Hay quien destaca el incumplimiento cotidiano de su contenido por parte de los poderes públicos más variados y por parte de grupos sociales, individuos, bandas y actores individuales que los violan sin ningún escrúpulo, y tampoco se les puede negar la razón a quienes subrayan este aspecto.
Hay quien cree que la Declaración Universal es imperfecta, y que no han servido para subsanarla las declaraciones posteriores, y habrá que reconocerles que nada es perfecto, y que el camino para el pleno reconocimiento de todos los derechos es, además de largo, plagado de dificultades.
A pesar de todo, creo que hay motivos para conmemorar el aniversario, porque la proclamación del valor universal de los Derechos Humanos tiene en sí un valor extraordinario, que no debe de hacernos olvidar la necesidad de la lucha diaria por su cumplimiento y su ampliación.
Simplemente pensad esto: ¿Os imagináis un mundo en que no existiera la Declaración Universal de Derechos Humanos?
Reconozcamos que hace sesenta años que la Declaración molesta a los dictadores.

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